domingo, 29 de julio de 2012


Un país en llamas


Pues sí, los incendios forestales se apagan en invierno. En invierno, y durante todo el año se deben pastorear los montes, recoger la leña, extraer la resina, y sobre todo, planificar para que los ecosistemas forestales vayan tendiendo hacia donde nosotros queremos y no hacia la destrucción por una simple colilla, barbacoa o rayo. Hay que crear masas autóctonas, más estables, diversas, que favorezcan el ciclo del agua, —tema esencial—, y dada la gran diversidad de situaciones en algunos sitios debemos formar bosques viejos y maduros, ¿han encontrado alguna zona amplia con árboles viejos en este país? Otras, hacia mosaicos —efectivamente—, o matorral noble y diverso, dehesas etc.

Cuando lanzamos la idea de los “incendios se apagan en invierno” se pretendía gestionar y planificar, crear puestos de trabajo en la ganadería extensiva, fomentar razas autóctonas —no probar nuevas—, recoger la leña, hacer que los habitantes se involucraran, es decir lo contrario de lo hecho en las ultimas legislaturas en este sector estratégico, y más en un escenario de cambio climático. Los costes de no actuar, sociales, económicos y ecológicos no compensan los recortes, y son mucho mayores que prevenir y planificar de una forma inteligente los ecosistemas forestales.— Fernando Prieto.

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